martes, 17 de diciembre de 2013

Historia de la Constitución

Hace 200 años se firmó la Constitución, uno de los textos jurídicos más importantes del Estado español, dado que sentó las bases de constituciones posteriores. Esta Carta Magna tenía por objetivo transformar las bases de la sociedad española. Así mismo, recoge muchos de los principios fundamentales que siguen estando vigentes en nuestros días. 




En la actualidad, principios como la libertada de prensa, la libertad individual o la inviolabilidad del domicilio son tan habituales que parece increíble que en otro tiempo se planteasen como modernos e innovadores. Lo cierto es que en el momento de su proclamación significaron una auténtica ruptura con lo establecido con anterioridad. 

Entre los principios más destacados de “La Pepa” están la libertad de imprenta, la abolición de la Inquisición, la prohibición de la tortura, la limitación del poder del rey y la implantación de la enseñanza gratuita. Otro elemento a destacar fue que la “opinión pública” empezó a tener importancia debido al desarrollo de la prensa. 

En aquella época, existían alrededor de 60 periódicos, entre los que destacan “El Conciso”, muy próximo a los diputados liberales y defensor de la Constitución; o el “Censor General”, de línea más conservadora. A raíz de la libertad de imprenta decretada por las Cortes en 1810, la literatura se convirtió en una importante arma ideológica, de ahí que también se hablara de “guerra de papeles”. 

Otra novedad que introdujo “La Pepa” fue el sistema de representación, que garantizaba una mayor representación del Tercer Estado. Los diputados no representaban a su estamento ni se limitaban a ser sus portavoces, sino que representaban a la nación en su conjunto. En las Cortes gaditanas es posible distinguir tres tendencias políticas: los ilustrados, los conservado- res y los liberales. Muchos diputados cambian el sentido de sus votaciones, pero en Cádiz se acaba imponiendo la ideología liberal y su concepción del Estado moderno, frente la del Antiguo Régimen y sus partidarios, los diputados absolutistas. 

Por último, hay que matizar que a pesar de la diversidad de tendencias políticas de los diputados que  formaron las Cortes, se pusieron de acuerdo para establecer que “el objeto del Gobierno es la felicidad de la nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bien estar de los individuos que la componen” (Art. 13).

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