martes, 17 de diciembre de 2013

¿Cómo nace la procesión de los borrachos?

Hoy que me halló a miles de kilómetros de mi ciudad natal Cuenca quería rendirle un pequeño homenaje. Y es que por estas tierras (Bilbao, más concretamente) pocas personas la conocen, y mucho menos sus fiestas.

Y es que la Semana Santa de Cuenca es una de las mejores de España y una de las primeras en ser declarada de Interés Turístico Internacional. Pero dentro de su excelencia resuena con voz propia la procesión de la madrugada del Viernes Santo, esta procesión tiene como nombre oficial "Camino del Calvario", pero si preguntas a cualquiera en Cuenca por ella sin duda te dirá que es la de "Las Turbas". 

Cuenca en Turbas
Las Turbas son la muchedumbre que reproduce la burla de la que, según la tradición, fue objeto Jesús en su camino hacia el Gólgota. Sus integrantes reciben el nombre de turbos y con el atuendo de sus respectivas hermandades, excepto el capuz, que va desarmado y anudado al cuello se "mofan" de la imagen haciendo sonar sus tambores y clarines.

El origen de esta turba es algo difuso, ya que el uso de tambores en las manifestaciones religiosas es algo habitual en el área del Sistema Ibérico, famosas son también las tamboradas de Calanda en Teruel o las Hellín en Albacete, se cree que estas manifestaciones puedan entroncar con las celebraciones paganas de llegada de la primavera. Hay quien, también, relaciona el origen de las Turbas con el Motín del Tío Carujo, que se produjo en el siglo XVIII contra la subida del pan, en dichos disturbios, la multitud armada con túnicas, tambores y clarines procedentes de la Iglesia de San Roque protestó sonoramente contra dicha subida. 

A comienzos del siglo XX las turbas la componían 6 tambores, 6 clarines y un maestre de Turbas, todos ellos provenientes de familias humildes que recibían una paga por ello. Esta exclusividad dio lugar  a clanes de turbos, los Planchas, los Patacos, etc
Tras el triste intervalo de la Guerra Civil, en la que se perdieron casi todas las imágenes de la Semana Santa conquense, vino la renovación y la turba ascendió a 24 personas, 12 tambores y 12 clarines. Era tradición, y en parte aún se sigue haciendo, que la turba"rindiera" visita a los Hermanos Mayores, los cuales en sus casas hacían una invitación de galletas, magdalenas, pastas y, como no, resoli (para los que no lo conozcan, la bebida típica de Cuenca).

Pero en la procesión no solo hay algarabía y ruido, ya que tras la turba que encabeza la procesión ante la imagen del Jesús de las Seis (llamado así por la hora de salida de la procesión) lo que sigue es una procesión al más puro estilo castellano. Tras "El Jesús", desfila la Hermandad de San Juan Evangelista, llamado el Guapo, y cierra el desfile la Soledad de San Agustín, ante cuya imagen ningún turbo osará hacer sonar un tambor o un clarín.  



Esta procesión, a pesar de su belleza y originalidad, es una procesión polémica. Debido a que se la mal conoce como "la procesión de los borrachos", ya que al abrigo de una larga noche, la juerga que se monta alrededor de la procesión es de órdago. Sin embargo, si alguna persona está bebida en la salida no durará mucho dentro de la procesión, y el emborracharse dentro, es prácticamente imposible, entre otras cosas porque está prohibida la bebida y si alguien se encuentra en mal estado será expulsado. A pesar de todo ello, es una fiesta que recomiendo, os guste o no la semana Santa. 

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